miércoles, 11 de febrero de 2009

Uyuni

El pueblo de Uyuni es el principio de todas las rutas que llevan a ver el Salar. La verdad es que como pueblo no tiene nada especial y además está más lleno de guiris que benidorm en agosto, ya que es la ruta de paso obligada.

Allí hay gran cantidad de compañias que organizan tours por el Salar y todas las maravillas naturales de los alrededores. Nosotros hemos quedado en San Pedro de A tacama (Chile) en unos 4 días, de modo que contratamos un tour que nos deja en la frontera chilena al tercer dia.



En un todoterreno Lexus, con un sello de la ITV del Estado de Rhode Island, USA, nosotros 3, más una sueca y dos eslovenas, nos disponemos a recorrer una de las zonas que reune más maravillas naturales por Km cuadrado del mundo.

Primera parada: Salar de Uyuni
El Salar de Uyuni es una extensión de más de 12 km cuadrados de sal. Si, como lo oís, sal. Nunca me había imaginado cruzar en un todoterreno una extensión blanca y plana tan inmensa. Da igual a donde te dirijas porque todo es exactamante igual: blanco y plano. Nuestro chófer se orientaba por algún extraño sexto sentido local y cruzamos el salar hasta uno de los hoteles de sal que está construido dentro del salar. Este hotel está abandonado, ya que está prohibido contruir dentro del salar, de modo que solo sirve de punto de encuentro.



Pensar en la posibilidad de cruzar este desierto de sal sin ningún tipo de orientación es algo que da bastante miedo, pero llegamos a ver a un par de colegas cruzándolo en bici. Supongo que llevarían un GPS o algo.

Jordan, nuestro chofer y guia se desenvolvía como pez en el agua allá. La mayoría de los chóferes de las expediciones, pues había cientos y nos ibamos cruzando por el camino, llevaban unos 15 años conduciendo por esas rutas, con unas carreteras terribles y sitios bastante peligrosos. En cambio Jordan, que iba a toda hostia y los demás le dejaban paso cuando se cruzaban, sólo llevaba unos 3 años en esto y era una máquina el tío.

Ibamos acompañados por su mujer, que era la cocinera de nuestra expedición, y por su hijo Jordan Jr. de casi 2 años que se convirtió en la mascota del viaje.

Dentro del Salar comimos en la Isla del Pescado, una impresionante isla llena de cactus enormes, que se eleva sobre la planicie del Salar.



La primera noche dormimos en un hotel de sal en los exteriores del Salar. Muy chulo que todo esté hecho de sal (paredes, mesas, sillas), lo malo es que el suelo también era de sal y te llenabas toda la ropa de dicho material. Eso si, las paredes de sal aislan un montón y sin calefacción ni nada pasamos un calor de la hostia esa noche, mientras en el exterior hacia un frio tremendo.

Segunda parada: Las Lagunas
El día siguiente consistió en recorrer una serie de lagunas por los alrededores de la zona del Salar, a cada cual más increible: vimos la Laguna Honda, la Laguna Hedionda cuyo nombre proviene de los increibles afloramientos de azufre en superficie que crean bandas de color amarillo en medio del agua y producen ese olor carácterístico que la hace "hedionda". Estas laguna, a más de 4000 metros de altura, son todas saladas y su fauna carácterística son los Flamencos. Uno solo relacionaba los Flamencos con zonar tropicales, pero ya ves que no es su único habitat.



Acabamos el día en la Laguna Colorada, cuyo nombre viene de las algas que fijan los metales pesados del agua y adquieren ese color carácterístico. Impresionante.

Dormimos en un albergue en medio de la nada y ahí comenzó mi terrible pena ya que comencé a irme por la patilla durante toda la noche, lo que hizo que al día siguiente no disfrutase de los geyseres en la madrugrada (porque salimos a las 4 de la madrugada) ni me pudiese bañar en las aguas termales por que me estaba retorciendo de dolores de estómago en el 4X4. De todos en las aguas termales alcancé mi cota superior pobre este planeta, ya que estábamos a ¡¡¡5100 m.!!!

Cruzamos varios desiertos, ¡¡en uno de ellos nos llovió!!, vimos a las nubes besar a las montañas a nuestro lado y ver como dejaban las cimas blancas en cuestión de minutos. Era ver naturaleza en acción tan cerca como no me hubiese podido imaginar jamás.




De camino a Chile, vimos la Laguna Verde, de ese color por un fenómeno similar al de la Laguna Colorada y llegamos a la frontera, en medio de ninguna parte, entre Bolivia y Chile.

Ayer, tras varios trámites en la frontera, llegamos a San Pedro de Atacama, pueblo tan turístico como Uyuni, por ser principio de muchísimas rutas y nos encontramos por fin con Antonia y Fer, con quien habíamos quedado allá. A partir de mañana empezamos a explorar el norte de Chile: desierto, más geyseres, salares y sitios similares.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mía, qué pasada las fotos, y el relato, por supuesto, me alegro del pedazo de viaje que os estáis pegando, saluda de mi parte a Carlos. Gonzalo

Anónimo dijo...

Que pasa viajantes, se os ve de puta madre!!! sobre todo a kike con su maravilloso gorro vaquero. Que cojonudo!!

un abrazo sin mariconadas

evor & silvia

P.D.: muy currao el blog (aunque tengo que reconocer que es el primero que leo)

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